martes, 7 de octubre de 2014

EDUCACIÓN PARA LA CIUDADANIA 3ero BGU A-B-C-D

BLOQUE N.4
LA POLITICA Y LA PARTICIPACION
OBJETIVO:
Vincular la construcción de la ciudadania con la participacion política mediante el análisis de diversas experiencias democráticas nacionales para fortalecer el ejercicio ciudadano autónomo, responsable y solidario.

web de apoyo....
http://www.participacionciudadana.org
www.participacionciudadana.org



Participación política

La participación política es el conjunto de acciones llevadas a cabo por los ciudadanos que no están necesariamente involucrados en la política de forma directa, y cuya acción pretende influir en el proceso político y en el resultado del mismo. Para comprender la idea de participación política, primero se ha de plantear el concepto de política, que para este caso, se podría describir como el mecanismo social de resolución de conflictos entre colectivos con intereses diferentes, donde un mayor grado de complejidad social acarrearía un número mayor de intereses distintos. Partiendo de esta explicación, el político sería el individuo encargado de llevar a cabo acuerdos entre intereses confrontados con el fin de encontrar una solución común a todos ellos, o en su defecto, buscar una forma de que éstos no perjudiquen al orden y al sistema político. El político, por tanto, es aquel que resuelve los conflictos mediante el manejo de voluntades para lograr alcanzar un bien común para todos. Dentro de este contexto, la participación política y la participación ciudadana se encuentran relacionadas.

Definición

Atendiendo al primer esbozo del término participación política, éste se refiere a cualquier acción de los ciudadanos dirigida a influir en el proceso político y en las decisones y resultados emanados de él. Comprende, a su vez, todas las acciones colectivas o individuales, ya sean legales o ilegales, apoyando o presionando al orden establecido y mediante las que una o varias personas intentan incidir en las decisiones acerca del tipo de gobierno que debe regir su sociedad, en la manera cómo se dirige al Estado en dicho país, o en las decisiones que toman desde el gobierno y que afectan a la comunidad o a sus miembros.1 Estas acciones pueden orientarse a la elección de los cargos públicos; a la formulación, elaboración y aplicación de políticas públicas que éstos llevan a cabo; o a la acción de otros actores políticos relevantes. La participación política requiere, por tanto, de un comportamiento observable llevado a cabo en un ámbito público o colectivo por parte de un ciudadano para poder ser considerada como tal. Esta definición incluye, por ejemplo:
  • Acciones dirigidas a la composición de cargos representativos.
  • Acciones dirigidas a influir en las actitudes de los políticos
  • Acciones dirigidas a otros irrelevantes políticamente (empresas, ONG) - por ejemplo, boicot a productos)
  • Actos a favor o en contra de medidas tomadas (manifestaciones)
  • Participación en asociaciones de carácter político (partidos políticos, sindicatos)
Participación ciudadana implica decir que cualquier ciudadano con ciertos requisitos, como ser mayor de 18 años o tener la ciudadanía natural vigente o legal con un grado de antigüedad y buen comportamiento permite postular a cargos municipales, ejercer el derecho al voto o a la libertad de expresión y manifestación.

ARGUMENTOS DE LOS ESTUDIANTES SOBRE LA IMPORTANCIA DE LA PARTICIPACION POLITICA.
Escriban sus opiniones....es parte de su calificación....

Socialismo


Henri de Saint-Simon, considerado padre de la idea de socialismo como proyecto social y fundador del llamado «socialismo utópico»

Ferdinand Lassalle, fundador de la centroizquierda política y de la corriente socialista denominada Socialdemocracia.

Karl Marx, fundador del llamado «socialismo científico» que fuera puesto en práctica por el marxismo doctrinario.
El socialismo es el control por parte de la sociedad, organizada con todas sus partes integrantes, tanto de los medios de producción y comunicación como de las diferentes fuerzas de trabajo aplicadas en las mismas.1 2 El socialismo implica, por tanto, una planificación y una organización colectiva consciente de la vida social y económica.3 Subsisten sin embargo criterios encontrados respecto a la necesidad de la centralización de la administración económica mediante el Estado como única instancia colectiva en el marco de una sociedad compleja,4 5 frente a la posibilidad de formas diferentes de gestión descentralizada de la colectividad socialista, tanto por vías autogestionarias como de mercado, así como mediante el empleo de pequeñas unidades económicas socialistas aisladas y autosuficientes.6 7 Existen también discrepancias sobre la forma de organización política bajo el socialismo para lograr o asegurar el acceso democrático a la sociedad socialista a clases sociales o poblaciones,8 frente a la posibilidad de una situación autocrática por parte de las burocracias administrativas.9
Las formas históricas de organización social de tipo socialista pueden dividirse entre determinadas evoluciones espontáneas de ciertas civilizaciones de carácter religioso y las construcciones políticas establecidas por proyectos ideológicos deliberados. De éstas se destacan, respectivamente, el Imperio Inca10 y la Unión Soviética.

Socialismo y movimiento obrero

En un sistema socialista, al establecerse la propiedad social (colectiva) de los medios de producción, desaparece cualquier forma de propiedad privada de los bienes de capital y con esta, el capitalismo como forma de apropiación del trabajo asalariado, una forma de explotación por vía económica. Debido al apogeo intelectual del marxismo entre los proyectos de reforma social, el ideario comunista influyó en casi todos los futuros movimientos socialistas. Desde entonces los pensandores socialistas comenzaron a considerar la socialización de la economía como un interés vital para el proletariado industrial y un resultado históricamente necesario a la vez corolario de la toma del poder político por dicha clase. Sintetizado a partir de las ideas y escritos de distintos grupos y pensadores que buscaban alumbrar un sistema distinto en términos de justicia, el socialismo recibió un impulso distinto de la teoría marxista que desprende al socialismo de todo idealismo moral y político, y lo fundamenta como una necesidad para el desarrollo del presente período tecnológico, que es lo único que podría hacerlo realizable (no-utópico) según la doctrina del materialismo histórico. Dentro de la secuencia histórica de los modos de producción esbozada por Friedrich Engels, el capitalismo es la última sociedad con clases y el socialismo el primer paso a su extinción: las clases sociales se consideran generadas por los diferentes e interdependientes orígenes sociales del ingreso, y al proletariado como la primera clase trabajadora sin vías propias de adquisición privada, capaz por ende de sobrevivir a una socialización de la producción y finalmente a su propia desaparición como clase en una fase comunista, dando así por superada la lucha de clases como motor del progreso histórico.11

Socialismo como movimiento político

Por extensión se define como socialista a toda doctrina o movimiento que aboga por su implantación. Frecuentemente coexisten diferentes movimientos políticos que adoptan el título de Socialismo: desde aquellos con vagas ideas de búsqueda del bien común e igualdad social, hasta los proyectos reformistas de construcción progresiva de un Estado socialista en términos marxistas, o las variantes pre y post-marxistas de socialismo (sean obreristas o nacionalistas), o al intervencionismo, definiciones de socialismo o de sus métodos que pueden variar drásticamente según varíen los interlocutores políticos y que algunas veces se distancian en mayor o menor medida de su etimología: estatistas, nacionalistas, marxistas, cooperativistas, corporativistas gremiales clásicos, corporativistas de Estado o fascistas, socialistas de renta, socialistas de mercado, mutualistas, socialdemócratas modernos, etc.
El socialismo continúa siendo un término de fuerte impacto político, que permanece vinculado con el establecimiento de un orden socioeconómico construido por, para, o en función de, una clase trabajadora organizada originariamente sin un orden económico propio, y para el cual debe crearse uno público (por vía del Estado o no), ya sea mediante revolución o evolución social o mediante reformas institucionales, con el propósito de construir una sociedad sin clases estratificadas o subordinadas unas a otras; idea esta última que no era originaria del ideario socialista sino del comunista y cuya asociación es deudora del marxismo-leninismo. La radicalidad del pensamiento socialista no se refiere tanto a los métodos para lograrlo sino más bien a los principios que se persiguen.

Totalitarismo


Aunque sus ideologías políticas eran opuestas, tanto el régimen de Stalin (comunista), como el de Hitler (nazi), fueron totalitarios.1
Se conoce como totalitarismos a las ideologías, los movimientos y los regímenes políticos donde la libertad está seriamente restringida y el Estado ejerce todo el poder sin divisiones ni restricciones.
Los totalitarismos, o regímenes totalitarios, se diferencian de otros regímenes autocráticos por ser dirigidos por un partido político que pretende ser o se comporta en la práctica como partido único y se funde con las instituciones del Estado. Estos regímenes, por lo general exaltan la figura de un personaje que tiene un poder ilimitado que alcanza todos los ámbitos y se manifiesta a través de la autoridad ejercida jerárquicamente. Impulsan un movimiento de masas en el que se pretende encuadrar a toda la sociedad (con el propósito de formar una persona nueva en una sociedad perfecta), y hacen uso intenso de la propaganda y de distintos mecanismos de control social y de represión como la policía secreta.

Definición

El totalitarismo es una forma de Estado, es decir, una forma de organizar los cuatro componentes del mismo (territorio, población, gobierno, poder y según el autor, también el jurídico o el derecho). El totalitarismo no es simplemente una forma de gobierno, es una organización en cuanto a las personas que ejercen el poder, toda una forma de estado, de tipo no democrático que se caracteriza al igual que el autoritarismo en la falta de reconocimiento de la libertad y los derechos humanos. Sin embargo, se diferencia del autoritarismo en que en el totalitarismo existe una negación de la libertad y los derechos individuales, desconociendo además la dignidad de la persona humana, convirtiendo las clases sociales en masas.
El totalitarismo considera el Estado como un fin en sí mismo, y por tanto lo maximiza, y dado que el poder existe para el fin de las cosas, si consideramos al Estado un fin, estos dos componentes de la política son correlativos, como consecuencia un Estado más grande nos da un poder más grande. Así el poder del estado totalitario lo puede todo porque el fin lo abarca todo. Mussolini (que usó por primera vez el término "totalitarismo") graficó esto en el eslogan "todo en el estado, todo para el estado, nada fuera del estado, nada contra el estado". No es el Estado para las personas, sino que las personas son para el Estado.

Aspecto sociológico

El totalitarismo es un monismo sociológico porque su ideología supone la inexistencia y consecuente negación de la persona como un elemento individual que posee libre albedrío, y más bien considera al individuo en función de la sociedad, el ser humano es humano en cuanto a que es parte o miembro de una sociedad, no en cuanto a que es una persona para sí.
En las dictaduras de tipo marxista el fenómeno totalitario no es parte intrínseca de la doctrina que las determina pero sí parece ser una consecuencia necesaria de su aplicación práctica. Las diferentes corrientes marxistas han dado diferente respuestas al fenómeno desde las restricciones que el marxismo impone a una definición particular de dominación política que implica tanto una ingeniería social consciente como una dominación determinada políticamente, ambas situaciones previstas sólo unas pocas veces en el análisis histórico marxista de la sociedad (que considera irrelevante la autonomía privada de la volición individual como paso necesario para la expresión libre de una determinada consciencia de clase, y para la cual basta -salvo en el análisis de Marx sobre el bonapartismo- con la "dominación económica" para que se ejerza a su vez la "dominación política"); mucho menos prevé el marxismo un fenómeno similar dentro de una sociedad determinada por la misma doctrina marxista, ya que esta es considerada como una sociedad en proceso de emancipación y no, al contrario, una en proceso de degradación del colectivismo que pueda mantenerse en el tiempo (lo que implicaría la posibilidad de la formación de una nueva clase burocrática o la autonomía bonapartista del Estado por parte de la élite política, que complicaría la dialéctica de las hipótesis básicas del materialismo histórico).
Para el marxismo, la dictadura del proletariado (a su vez unificada y organizada por el marxismo mediante el movimiento y el partido Comunista) se ejerce como forma de discriminación y persecución política contra las clases enemigas (mientras que permanecería siendo democrática y políticamente tolerante para el proletariado y el campesinado como clase aliada), pero casi no contempla nada más: el marxismo analiza la coerción estatal siempre como "dominación de una clase por otra", y la dictadura del proletariado sólo variaría de todas las demás dominaciones de clase (según la categorización marxista de modos de producción: "dictadura" de la burguesía, "dictadura" de la nobleza, etc.) en que esta sería una dictadura política consciente, planificada y manifiesta. Sin embargo en el particular caso del proletariado existe una cierta subordinación de los individuos de la clase, a la clase como colectividad que ejerce sobre ellos la dictadura:
El grupo de vanguardia (los conductores del proceso de ideologización) es ideológicamente más avanzado que la masa; esta conoce los valores nuevos, pero insuficientemente. Mientras en los primeros se produce un cambio cualitativo que le permite ir al sacrificio en su función de avanzada, los segundos sólo ven a medias y deben ser sometidos a estímulos y presiones de cierta intensidad; es la dictadura del proletariado ejerciéndose no sólo sobre la clase derrotada, sino también individualmente, sobre la clase vencedora.2
Esta subordinación es parte necesaria de la capacidad del socialismo de ejercer un control consciente sobre la construcción de toda la sociedad, y que se hace imposible para otras clases dominantes que no dominan su economía conscientemente mediante la planificación económica ya que las sociedades civiles basadas en la propiedad privada no pueden colectivizarse o subordinarse totalitariamente al colectivismo estatal sin desaparecer,3 y por tanto apenas pueden lograr subordinar a sus miembros a un mero "interés público" no determinable o a parciales formas de "acción colectiva". Los críticos del marxismo (o bien los críticos marxistas que se oponen a la caricatura totalitaria en la que se habrían convertido los regímenes marxistas) llaman la atención acerca del carácter totalitario de esta subordinación política del proletario a la colectividad de su clase, ya que esta se da en ámbitos personales que van más allá de la socialización de la producción; y a su vez señalan la subordinación de la clase a su propia "debida" consciencia de clase4 (que se convierte en sucedáneo de un nexo democrático entre la participación obrera y la dirigencia política que controla una ideología única) encarnada en la causa revolucionaria de la elite intelectual que lidera el partido único (el que a su vez lleva a nivel nacional y estatal su propia propaganda de masas), particularmente en los cuales esta subordinación no es voluntaria sino coercitiva, y su competencia interna por el poder va delegando las jefaturas hasta un individuo único, líder e ideólogo, tomado como referente para el ejercicio de un culto a la personalidad.
En las dictaduras de tipo fascista, el sujeto individual existe en tanto y cuanto es para una población étnica y nacional que comparte un mismo pasado y cultura, por lo que el individualismo si está presente, priman los intereses no de la razón de una mayoría sino de la “voluntad” de una etnia. El pensamiento doctrinario fascista reconoce abiertamente su carácter totalitario y toma el término para autodenominarse, así como adopta deliberadamente para el nuevo Partido-Estado la forma de un culto a la personalidad que asegure por presión social la subordinación de todas las jerarquías al líder de las masas, como expresión del triunfo de la voluntad sobre la inercia de la historia, contra toda forma liberal de pluralismo político o social, o al menos contra toda autonomía "plutocrática" de las diferentes formaciones sociales. En el fascismo (sea bajo la forma ejercida por el partido Fascista o bajo su expresión más radicalizada en el caso del partido Nacionalsocialista) se niega la existencia de necesarios antagonismos socioeconómicos entre clases y se afirma una falsación de la historia por parte de quienes tratan de combatirla.

Aspecto político

El totalitarismo es un monismo político porque rige toda la estructura de poder en torno al poder político, generalmente un solo líder, absorbiendo los poderes que se afinan a éste y negando los que son independientes o contrarios. De esta forma, al contrario de las formas de estado democráticas, en donde el poder político es una forma más de poder, que se encuentra en una jerarquía, sobre el poder social, en el totalitarismo no existe esa jerarquía de poderes, debido a que sólo existe uno, el poder político total.
A diferencia del liberalismo y del marxismo que cuentan con una coherente exposición de principios ideológicos, las doctrinas totalitarias se configuran a la par que estos movimientos surgen con el propósito de alcanzar el poder y establecer su sistema de dominación. No hay doctrina. Una primera característica es su exaltación del Estado, de un Estado omnipotente o totalitario y llevar el respeto a los líderes de estos a un nivel de casi "culto a la personalidad".
A ello, el nacionalsocialismo agrega la configuración de un Estado sustentado en supuestos étnicos y racistas. Por ello, el fin supremo del Estado nazi es la preservación de la pureza racial, la que justifica la política racista y antisemita del Tercer Reich. Antiparlamentarismo bajo la dirección de un jefe o caudillo -Duce (Mussolini), Führer (Hitler)- dotado de un poder “carismático” y capaz de crear por sí sólo la voluntad nacional y de dirigirla en beneficio de la colectividad insustituible.
Su odio febril a la democracia y a sus manifestaciones más comunes, la libertad y la igualdad políticas. Así frente a la “falacia” de la igualdad democrática (vale destacar que desde el paradigma totalitario la democracia liberal es también un totalitarismo), exhiben como ideal la dicotomía superiores-inferiores. En el “código” social fascista el hombre es superior a la mujer, el militar al civil, el miembro del partido al que no lo es, se puede expresar las principales características:
  • Se halla un imperialismo militarista.
  • El dogmatismo de las ideas y las intolerancia fundamentan la fe ciega en el caudillo.
  • Utilizan los símbolos y los nuevos medios de propaganda de masas. Existe un partido único.

Aspecto jurídico


Mapa hecho con cráneos de las víctimas del régimen de Kampuchea Democrática, exhibido en el Museo Tuol Sleng.
Maneja su propia concepción del derecho afirmando que sólo existe un derecho positivo que el Estado otorga a las personas. Es decir, que no existen derechos naturales en las personas, por el sólo hecho de ser personas, además niega la existencia de dignidad en la persona humana de manera natural. Los derechos naturales que pudiesen existir, el totalitarismo considera que son otorgados por el estado, por lo tanto pasan a ser derechos positivos.


Liberalismo

El liberalismo es un sistema filosófico, económico y político que promueve las libertades civiles y se opone a cualquier forma de despotismo. Constituye la corriente en la que se fundamentan tanto el Estado de derecho, como la democracia representativa y la división de poderes.
Aboga principalmente por:
El liberalismo surgió de la lucha contra el absolutismo, inspirando en parte en la organización de un Estado de derecho con poderes limitados —que idealmente tendría que reducir las funciones del gobierno a seguridad, justicia y obras públicas— y sometido a una constitución, lo que permitió el surgimiento de la democracia liberal durante el siglo XVIII, todavía vigente hoy en muchas naciones actuales, especialmente en las de Occidente. Al promover la libertad económica, el liberalismo despojó de las regulaciones económicas del absolutismo a las sociedades donde pudo aplicarse, permitiendo el desarrollo natural de la economía de mercado y el ascenso progresivo del capitalismo.

Conservadurismo


La diferencia fundamental entre el conservadurismo moderado y el reaccionario reside en su visión del papel de la democracia y otras instituciones progresistas o producto de la Ilustración.
En política, se denomina conservadurismo al conjunto de doctrinas, corrientes, opiniones y posicionamientos, generalmente de centro-derecha y derecha, que favorecen tradiciones1 y que son adversos a los cambios políticos, sociales o económicos radicales, oponiéndose al progresismo. En lo social, los conservadores defienden valores familiares y religiosos. Generalmente el conservadurismo se asocia al nacionalismo y el patriotismo. En lo económico, los conservadores históricamente se posicionaron como proteccionistas en oposición al librecambismo económico. Actualmente esta asociación es menos clara, ya que durante siglo XX algunos de los partidos conservadores adoptaron posiciones liberales al fusionarse con partidos de esta tendencia, aliados en la defensa del sistema socio-económico capitalista. Consecuentemente, en la actualidad en el conservadurismo político coexisten diversas posturas sobre lo económico.
Así, dado que dentro de la misma corriente, mientras algunos buscan mantener las condiciones presentes o un progreso paulatino dentro de un orden social heredado, otros buscan volver a situaciones anteriores, por lo que existe una cierta confusión —incluso dentro de la misma cultura política— acerca de quiénes serían, en un momento dado, conservadores. Martín Blinkhorn, por ejemplo, pregunta: "¿Quiénes son los conservadores en la Rusia de estos días? ¿Son los estalinistas irredentos o los reformadores que han aceptado las visiones políticas de derecha de los conservadores modernos, tal como Margaret Thatcher?".
Inversamente, se ha alegado que el conservadurismo moderno a menudo se disuelve en una forma de liberalismo, encarando la paradoja de que, lo que es llamado conservadurismo, en un sentido importante, no es conservadurismo " ... en su compromiso con el progreso, la derecha persigue prosperidad económica y poder nacional a desmedro de las preocupaciones tradicionales por la autoridad y la comunidad, perdiendo de vista algunos puntos centrales de la visión conservadora: autoridad, deber y sentido de lugar, lo que lleva a pensar que estos son tiempos de angustia para ser conservador.2
En las palabras de Chris Patten, quien fue uno de los políticos conservadores más importantes en el gobierno de Margaret Thatcher: ¿Cómo deberíamos definir el papel del Estado sin asumir que el Estado mismo debe hacerlo todo? ¿Cómo restauramos un argumento acerca de valores al debate político, usualmente es solo acerca de costos y beneficios utilitarios? ¿Cómo haremos que los jóvenes se interesen por la política, dado la forma que la presente generación de dirigentes ha desprestigiado lo que una vez fue una carrera honorable?

Conservadurismo en Latinoamérica

El conservadurismo en Latinoamérica, ajeno a las tradiciones monarquistas europeas —con la excepción de México y Brasil, quienes sí experimentaron una monarquía—, se manifiesta como una tentativa de mantención del orden —republicano— emergente de las guerras de independencia. Para empezar, este proyecto carecía de una ideología política propia, similar a las que existieron en Europa, expresándose así en dos elementos centrales: la mantención del orden social (sistema de clases, etc.) existentes, que se transformó rápidamente en una lucha por la mantención del papel de la iglesia católica y la mantención del orden legal heredado del sistema colonial.77
La lucha por la primacía de la iglesia católica se da contra el telón de fondo de las tentativas liberales de remover esa institución del papel central que había tenido durante la colonia como fuente única de regulación y legitimación social. Así, por ejemplo, durante la época colonial, para acceder a la educación superior, se necesitaba pasar un examen de “pureza de sangre”, es decir, demostrar que se provenía de familias hispanas puras. La iglesia, controlando el sistema de matrimonio, bautizo, etc., controlaba, de hecho, quién tenía acceso a tales beneficios. Durante el periodo posterior a esas guerras, la iglesia católica fue percibida por el sector conservador no solo como fuente de estabilidad social, sino también como proveyendo una fundación estable para «las tradiciones populares» de las nuevas naciones, en reemplazo de las tradiciones de pueblos indígenas conquistados.

CORPUS IURIS CIVILIS ROMANI. Gothofredus, 1583.
El cuerpo legal del tiempo colonial —y, consecuentemente, sus integrantes— estaban fuertemente influidos por conceptos del Derecho Romano tardío, específicamente, el código de Justiniano I78 tal como había sido comentado por Vinnius79 y la compilación del Derecho Romano del teólogo medieval Heineccius.80 Estos textos legales, junto a las Siete Partidas, constituían las bases del sistema legal que se continuó implementando después de la independencia y daban una visión particularmente «absolutista», propia de un Imperio de la época, de los principios e interpretaciones legales (ver Corpus Iuris Civilis). Consecuentemente, la proposición de restaurar el orden legal hispánico se transformó, en los hechos, en una proposición eminentemente conservadora.81
Encontramos un ejemplo de este tipo de conservadurismo en José Rafael Carrera, quien unifico mucho de América Central alrededor de una propuesta que consistía básicamente de la restauración del sistema socio-legal de la colonia, incluyendo los derechos y prerrogativas (incluyendo fueros; control de educación, etc.) eclesiásticas mientras que en México Agustín de Iturbide llegó incluso a cambiar de bando, transformándose en independentista -durante y debido al Trienio Liberal en España- a fin de mantener la primacía de las instituciones tradicionales, implementando una monarquía constitucional y exclusivamente católica(que solo duró dos años).
Sin embargo ya para esas fechas se habían comenzado a hacer presentes un tipo diferente de conservadurismo, uno que buscaba fortalecer los nacientes estados-naciones -con características que en esa época fueron llamadas “capitalistas”, es decir, la centralización de los sistemas económicos y políticos bajo el control de elites en las ciudades capitales de cada país-. Este fenómeno se dio especialmente en el sur de continente. El origen de estos nacionalismos -el cual se expresó, influido por concepciones románticas, en el «amor a la tierra» o «amor a la patria» a diferencia de sentido patriótico burkeano, basado en el amor por los derechos y libertades comunes o el bismarkiano, de unidad basado sobre una lengua y cultura común- han sido objeto de mucha discusión. La causa por la que el patriotismo latinoamericano no se expresó en las tentativas bolivarianas o de otros en el sentido de una Patria Grande ha sido, hasta el presente, objeto de debate.
Así, el conservadurismo llegó a tener diferentes expresiones en diferentes países. Mientras la gran mayoría eran republicanos, en México Agustín de Iturbide buscaba una monarquía constitucional y exclusivamente católica. Entre los partidarios de una república algunos, como Juan Manuel de Rosas en Argentina abogaba por un sistema federal, mientras en Chile Diego Portales buscaba un estado unitario. A pesar que algunos conservadores —como Manuel Oribe en Uruguay— y el mismo Portales fueron modernizadores, otros, por ejemplo en Venezuela —bajo la dirección de José Antonio Páez— buscaban mantener incluso la esclavitud, Tanto Rosas como Portales proponían orden y defensa de la legalidad, pero estaban claramente dispuestos a violarla cuando así les convenía,82 mientras que en Colombia José Eusebio Caro afirmaba: «El conservador condena todo acto contra el orden constitucional, la legalidad, la moral, la libertad, la igualdad, la tolerancia, la propiedad, la seguridad y la civilización».
Con posterioridad a este periodo inicial el conservadurismo adquirió un contenido propiamente ideológico con el positivismo, especialmente las ideas de Auguste Comte : «la teoría del orden y del progreso comtiano establece en el positivismo latinoamericano una clara adopción del principio de subordinación y segregación, donde las razas y las clases sociales así como por la predominancia política basada en la posesión del saber intelectual y moral podían establecer el poder».83 Esas ideas positivas son modificadas, por personajes tales como José Victorino Lastarria, hacia una versión en la cual el progreso —en el sentido que Comte usa, de mejora de la condición humana— deja de ser el elemento que la sociedad debe promover a fin de mantener o lograr orden ( »... y el progreso, el adelanto, la mejora de la sociedad, no son ni pueden ser fines políticos del estado».84 ) en una en la cual el orden emana de las instituciones establecidas a fin de mantener «libertad”: «la libertad no es otra cosa que el uso del derecho como lo comprendemos prácticamente los americanos...»,84 creando así una base para la síntesis de los pensamientos liberales y conservadores que se observó hacia fines del siglo XIX y comienzos del XX en el pensamiento político de algunos países latinoamericanos.
El mismo Lastarria, alegando que bajo el concepto de «libertad» se han producido todos los despotismos, separa el método (el positivismo), de sus principios (la libertad), de manera que la construcción de lo social queda fundada en la observación por el individuo de la legalidad, o más precisamente, en una propuesta básicamente liberal que percibe al ciudadano como componente básico de una sociedad civil, «como una soberanía propia», interesado en mantener su libertad y no un individuo como último resultado de la pertenencia a una sociedad basada en normas morales: «... el orden es una dependencia de las instituciones, a merced de la obediencia y amor a la sociedad,..».84 Sin embargo, y pese a esa modificación «Lastarria piensa que en América Latina y, específicamente en Chile, el positivismo es un nuevo conservadurismo porque instituye una ideología constructivista por sobre los estados naturales y espontáneos, de la cual la realidad histórica del continente demuestra una rica proliferación, estas formas de organización social reproducida de modelos europeos son, todos ellos, productos de la etapa última del estadio metafísico de la historia.».84 Lo anterior se puede entender como significando que tanto liberales como conservadores se pueden unir alrededor de la aceptación del rol «positivista» de la religión (ver Comte al respecto) y una concepción del estado no como promoviendo progreso pero envuelto en la mantención del orden y la construcción nacional (Ver también Dictaduras de orden y progreso, y nótese que no todos los políticos mencionados en ese artículo se consideraban a sí mismos como «conservadores» en el contexto de las luchas liberal-conservadoras de la época) a fin de defender o promover tanto lo que se percibe como el interés nacional como la libertad (entendida como la aplicación del derecho existente) y la estabilidad político-social.
En los países en los cuales esa síntesis no se logró —por ejemplo, Colombia— los conflictos entre liberales y conservadores continuaron durante el siglo XX —donde alcanzaron su auge en el periodo conocido como La Violencia— e incluso, se ha sugerido, hacen sentir sus efectos en el presente en ese país. Laureano Gómez —presidente de Colombia en la década de 1950— es considerado como ejemplar de este tipo de conservadurismo en ese periodo.85
La otra influencia notable en el conservadurismo latinoamericano de esa época fue la de Herbert Spencer, creador del darwinismo social, y cuyas ideas bordeaban en el racismo. Para Spencer nada, incluidas las tendencias humanitarias, debe interferir con las «leyes naturales», que implican que el «más apto» es quien sobrevive y los demás perecen. Sin embargo, y a pesar del nombre de sus ideas, Spencer no aceptaba la teoría de Darwin, proponiendo una versión del lamarquismo, de acuerdo a la cual los «órganos» se desarrollan por su uso (o degeneran dado la falta de uso) y esos cambios se transmiten de una generación a otra. Para Spencer, la sociedad es también un organismo, envolviendo hacia formas más complejas de acuerdo a la «ley de la vida», es decir, de acuerdo al principio de la sobrevivencia del más fuerte, tanto a nivel individual como de sociedades (lo que fue interpretado por muchos en Latinoamérica como sancionando la marginación de los «indios», que, incluso en estos días, algunos consideran como inferiores868788 ). Consecuentemente, Spencer se oponía —radicalmente— a todas las manifestaciones de «socialismo», tales como la educación pública generalizada u obligatoria, bibliotecas públicas, leyes de seguridad industrial, y, en general, a toda legislación o proyecto social. Esta posición -que reconstruyó y reafirmó el ya mencionado prejuicio de «limpieza de sangre» -contribuyendo a una ideología de superioridad y virtud a quienes poseían tal supuesta «limpieza"89 justificando así sugerencias tales como las de José Manuel Pando, quien sostenía «que los indios son seres inferiores y su eliminación no es un delito sino una selección natural» o las de Bautista Saavedra, para quien «el indio es apenas una bestia de carga, miserable a la que no hay que tener compasión y al que hay explotar hasta lo inhumano y lo vergonzoso».90



2 comentarios:

  1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

    ResponderEliminar
  2. IMPORTANCIA DE LA POLÍTICA EN LA RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS: La política en la actualidad se a convertido en un acto muy importante para la sociedad debido a su capacidad apoderada en la cuidadania, por ejemplo, dos partidarios políticos pueden reunirse u asociarse (si estan en problemas) y llegar a acuerdos que les beneficie a los mismos de manera igualitaria y asi beneficiar a las organizaciones u asociaciones a la pueblo poe el que han sido elegidos.
    TRANSFPORMACIÓN DE LA REALIDAD: (Mi comentario crítico no lo entiendo esta parte) Con respecto a lo mencionado anteriormente, para que exista esa transformación, la ciudadania está en el pleno derecho de hablar con su gobierno para que cumpla con lo que a prometido y de esta manbera ir transformando esa realidad que desean.

    ResponderEliminar